...memorias de un viajero solitario (Oslo después de Eurovision)

hace  ya unos días que volví de Oslo... 

normalmente escribo estas memorias in situ, cuando la cantidad de trabajo y la soledad de estar en algún hotel perdido en un polígono industrial me condenan a pasar más horas en la habitación del hotel de las que me gustaría...

Oslo ha sido distinto... el sol me ha acompañado en este viaje post-eurovisivo a la capital Noruega... permitiendo que me pasara los cuatro días en Oslo en manga corta y conociendo la ciudad; y claro que fuera de día prácticamente hasta medianoche ayuda bastante... (aunque no agradecía para nada despertarme con los rayos del sol a las 04:17 todas las mañanas... que tengo la mala costumbre de no cerrar las cortinas...)

Oslo es un gran pueblo (o pequeña ciudad según como se le quiere enfocar)... y eso me ha permitido caminarlo durante mis horas libres hasta que me dolieran los pies :-)

...y debo admitir que lo hice con mucho gusto, dado que Oslo  es verdaderamente bonito... impresiona no ver ni escuchar el tráfico (es que no existe) y percibir paz, tranquilidad y aparente felicidad en las personas. La gente no parece estar estresada o cargada de problemas... disfrutan de un nivel de vida muy alto y un estado de bienestar que tanto la estadísticas como mi observación confirman como verídico.

Se respira un aire de libertad y tolerancia ... que hace que cada uno se permite vivir siendo uno mismo (y eso ya es mucho decir)

... sin llegar a “pasarse” la gente va a trabajar más o menos como y cuando le da la gana. En las oficinas la gente luce orgullosa sus tatuajes y sus piercings, sus peinados alternativos y van vestidos según el carácter de cada uno. No parece haber reglas o uniformes de vestimenta aquí... y esa libertad de expresión se refleja en las ganas con la que la gente va a trabajar, lo cómodos que se sienten... Desde luego los noruegos parecen felices y disfrutan de una calidad de vida impresionante... perdidos en ese rincón al norte de Europa con sus edificios rodeados de bosques verdes y el agua del mar. Un paraíso terrenal...

La ciudad lucía sus mejores galas después de Eurovisión, y con el añadido del buen tiempo tenía todas las terrazas en el puerto, las plazas y las calles peatonales abarrotadas de gente que disfrutaban tomando el sol, cenando y bebiendo con los amigos. Si no fuera porque -aún con toda la gente por las calles- había paz, tranquilidad, la música sonaba a niveles aceptables y que estaba todo limpio, me habría dado la sensación de estar en cualquier pueblo de la costa mediterránea.

(dato que me resultó curioso... en las guías de Oslo se le dedica una escasa frase al apartado LGTB en el que dice que en Oslo no hay necesidad de un concepto tal como “sitios LGTB” (cafés, bares, restaurantes etc) ... y que la gente se puede sentir libre a ser quien es por toda la ciudad. Así que las “parejitas” LGTB estaban por todas partes bajo la “indiferente” mirada de todos los demás)

 

¡pero...cuidado que hay gato encerrado!

 

Oslo es caro a más no poder (me compré el Principito -claro- que me costó la impensable cantidad de 29,50€... lo que lo convierte en la edición más cara de mi colección ... la misma edición aquí en España no supera los 12€ de aqui... y en general eso se traduce en todo, se puede añadir un 150-180% a todos los precios que conocéis y ya tenéis el precio noruego... si si, un menú en los burger cuesta 15,75€... no digo más)

 

Eso prácticamente hace que la ciudad sea algo parecido a un club “exclusivo”, en el cual todos son bienvenidos, pero pocos se lo pueden permitir ...

...será por eso que con cierto desconcierto observé la existencia de numerosos indigentes, mendigos e inmigrantes en busqueda de trabajo por horas en las inmediaciones de la estación central que ciertamente desentonan con la imagen que percibí caminando por la ciudad e interactuando con la gente. No he podido obtener una respuesta sobre como pueden existir pobres y desamparados en esta ciudad que es justamente considerada como la máximo expresión del estado social, y solo se me ocurre asegurar que... la perfección no existe... 

ps. con imperfección incluida esta visita y post van dedicados  a Christian Ingebrethsen... que me ofreció información y me contagió su entusiasmo noruego . . .  ¿quién me diría a mi que los Noruegos realmente saben disfrutar y que echan por tierra todos los prejuicios que les tienen por aburridos?