limetia (II)

...mientras yo dormía plácidamente, siendo observado, mi móvil sufría en silencio varias llamadas perdidas y mensajes...
...me desperté y le sorprendí mirándome con sus ojos entre azul y verde limón –que para ser sincero en su momento no me llamaron la atención; no obstante esa mirada volvería en mi cabeza en un futuro adquiriendo intenciones y matices de amor eterno que probablemente su dueño nunca tuvo; quizás lo único que el pretendía era guardar ese momento de “mío”
Le tuve que mirar con cara de haber mordido un limón amargo porque me preguntó si me pasaba algo...
...debe haber sido el subconsciente gritándome, porque efectivamente pasaba algo, y de repente me acordé de que tenía que ayudar a una amiga con su mudanza y había quedado con oboi_me para ir juntos a su casa...
se me estaba haciendo demasiado tarde – y estaba en la otra punta de Atenas-
...la escena “romántica” se diluyó rápidamente, me vestí, intercambiamos unos besos y unos “te llamo luego”, y me metí en un taxi. Allí tuve la ocasión de reflexionar un poco sobre ese encuentro.
Siendo yo muy enamoradizo, me sorprendía no encontrarme especialmente entusiasmado con este chico, así que no pensé que tendríamos mucho más futuro. Tampoco es que me pareciera especialmente guapo, no compartíamos muchos intereses que digamos y tampoco sentía una chispa especial entre nosotros...
bueno, no pude pensar mucho más, que lo urgente era ver como disculparme ante mis amigos. La merecida “bronca” no me la quitaba nadie -que ambos sabían donde había estado yo la noche anterior y el porqué de mi retraso... mi objetivo principal se limitaba en disimular el SDP (no era plan de ir provocándoles más) e invitarles a un café que es lo que más necesitaba yo en aquellos momentos.

...
no nos llamamos durante el fin de semana... el “te llamo luego” ahogado en las prisas de aquel sábado por la mañana, cobró vida en un escueto mensaje de texto que recibí el lunes por la mañana: “Buongiorno Principe”

en mi mente se desarrolló esta escena  
 
y...creo que fue en ese momento que me enamoré